Oviedo, 1979.
Empecé en el mundo de la fotografía, a los 14 años, con una Yashica telemétrica de mi padre. Después llegó mi primera réflex, una Canon, a la que alimentaba con carretes en blanco y negro, que revelaba y positivaba en el sótano de mi casa, y diapositivas en las que intentaba plasmar la belleza de las montañas de la cordillera, probablemente con más ilusión que acierto. La fotografía de naturaleza es, para mí, la conjunción de dos pasiones. Estar en la naturaleza e intentar mostrar su enorme belleza.Hace unos años tomé la decisión de utilizar el blanco y negro en todas mis fotografías. Aspiro a seguir aprendiendo y creciendo cada día con la misma curiosidad e ilusión que tenía aquel chaval de 14 años con su vieja Yashica.